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Pentecostés es una de las fiestas más importantes y llenas de significado de todo el calendario cristiano: celebramos que el Señor Jesús no nos ha abandonado, sino que nos acompaña por medio de su Espíritu Santo todos los días de nuestra vida y en todas las circunstancias.

San Pablo explica que el Espíritu Santo trae a la Iglesia y a cada uno de los cristianos una serie de «dones» o regalos. El siguiente video lo refleja de una manera muy sencilla:

 

El libro de los Hechos de los Apóstoles describe lo que sucedió en aquella mañana de Pentecostés. El siguiente video lo explica:

 

San Ireneo de Lyon, un escritor cristiano del siglo I, también explicó con una hermosa metáfora en qué consiste vivir bajo el signo del Espíritu:

El olivo, si no se cuida y se abandona a que fructifique espontáneamente, se convierte en acebuche u olivo silvestre; por el contrario, si se cuida al acebuche y se le injerta, vuelve a su primitiva naturaleza fructífera.

Así sucede también con los hombres: cuando se abandonan y dan como fruto silvestre lo que su carne les apetece, se convierten en estériles por naturaleza en lo que se refiere a frutos de justicia. Porque mientras los hombres duermen, el enemigo siembra la semilla de cizaña: por esto mandaba el Señor a sus discípulos que anduvieran vigilantes.

Al contrario los hombres estériles en frutos de justicia y como ahogados entre espinos, si se cuidan diligentemente y reciben a modo de injerto la palabra de Dios, recobran su naturaleza original, hecha a imagen y semejanza de Dios.

El acebuche, cuando es injertado, no pierde su condición de árbol, pero sí cambia la calidad de su fruto, recibiendo un nombre nuevo y llamándose, no ya acebuche, sino olivo fructífero: de la misma manera el hombre que recibe el injerto de la fe y acoge al Espíritu de Dios, no pierde su condición carnal, pero cambia la calidad del fruto de sus obras y recibe un nombre nuevo que expresa su cambio a mejor, llamándose, ya no carne y sangre, sino hombre espiritual.

Así como el acebuche, si no es injertado, siendo silvestre, es inútil para su señor, y es arrancado como árbol inútil y arrojado al fuego, así el hombre que no acoge con la fe el injerto del Espíritu, sigue siendo lo que antes era, es decir, carne y sangre, y no puede recibir en herencia el Reino de Dios. Con razón dice el Apóstol: «La carne y la sangre no pueden poseer el Reino de Dios» (I Cor 15, 50); y «los que viven en la carne no pueden agradar a Dios» (Rm 8, 8).

No es que haya que rechazar la carne, pero hay que atraer sobre ella efusión del Espíritu.

(San Ireneo de Lyon, Contra las herejías V, 10:1)

Un hermoso canto de la comunidad de Taizé, Veni Creator (Ven, Espíritu creador), puede ayudarte en la meditación y la oración en este día:

[audio https://dl-web.dropbox.com/get/16%20Veni%20creator%20%28Canon%29.mp3?w=7505b6a2]

Y si quieres, puedes leer o descargarte la homilía de esta fiesta haciendo clic AQUÍ.

Se trataba de un momento largamente esperado y meticulosamente preparado. El domingo 5 de diciembre, con algunos minutos de retraso sobre el horario previsto, dio comienzo la celebración de la Confirmación de 11 jóvenes de nuestra parroquia: Sergio, Selene, Reyes, Javi, Miriam, Beatriz, Sergio, Eduardo, Celia, Gonzalo y Thais.

La iglesia lucía en todo su esplendor, y un gran número de familiares, vecinos y feligreses participaron en la primera eucaristía que nuestro obispo don Esteban presidió en nuestro pueblo. Al parecer, se encontró muy a gusto entre nosotros, ya que saludó a familias, niños y ancianos de camino hacia el altar.

La celebración contó con la ayuda de un numeroso grupo de monaguillos, que ensayaron en los días previos los gestos y ritos de la celebración para que todo saliese perfecto. Llevaron la cruz y los ciriales, el incienso y el incensario. Asimismo, se encargaron de servir el altar, pasar el cestillo, tocar las campanillas en la consagración y ayudar en la comunión. Todos se mostraron muy contentos de poder hacerlo y con ganas de repetir en el futuro.

Pero el centro de la celebración, sin duda, fueron los confirmandos, que siguieron con mucha atención toda la ceremonia. El sr. obispo les explicó los tres grandes símbolos y ritos de la confirmación: la renovación de las promesas bautismales, la imposición de manos y la unción con el Crisma. Igualmente, lanzó a los jóvenes tres retos en la homilía: la oración diaria a través de la lectura del Evangelio del día, la participación en la eucaristía dominical y la participación en encuentros de jóvenes cristianos como el que este verano se celebrará en Madrid con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud.

Finalmente, podemos destacar la participación del coro parroquial, que embelleció la liturgia con un amplio repertorio de cantos.

A continuación, los confirmados y sus familias, juntamente con los sacerdotes y el obispo compartieron un vino español en los locales del Ayuntamiento, donde  se creó un buen ambiente de diálogo, intercambio mutuo y celebración festiva.

En definitiva, se trató de una jornada memorable, puesto que la comunidad cristiana de Becerril cuenta con 11 miembros que han confirmado, como adultos, la fe que recibieron en la infancia por medio del bautismo.

Un extenso reportaje gráfico de la confirmación se puede ver pinchando aquí.

Este domingo la parroquia de Becerril de Campos estará de fiesta: once chicos y chicas del pueblo recibirán el sacramento de la Confirmación de manos de nuestro obispo D. Esteban Escudero. Además, será la primera visita «oficial» de nuestro pastor a la comunidad cristiana, y la primera vez que presidirá la celebración eucarística entre nosotros, por lo cual esperamos darle un cálido recibimiento.

Los confirmandos llevan semanas preparándose intensamente para este acontecimiento. El sábado pasado, un buen grupo de ellos, juntamente con algunos de sus compañeros de 1º de Confirmación, participaron en una Vigilia de Oración juvenil en el Monasterio de la Conversión para celebrar el inicio del Adviento.

Por su parte, el pueblo de Becerril lleva varios días orando con más intensidad por estos muchachos, para que la recepción del sacramento de la confirmación sea un verdadero momento de gracia para ellos. Mediante la confirmación entrarán a formar parte activa de la parroquia, puesto que pasarán a ser cristianos adultos al recibir el Espíritu Santo y confirmar la fe que sus padres y padrinos les regalaron en el bautismo.

El martes 30 de noviembre  los chicos se reunieron en lo que ha sido la última catequesis antes de la confirmación, y también los padres, con quienes se ha compartido cómo ha sido el proceso de sus hijos, en qué actitud se encuentran los chicos respecto a la fe, al mismo tiempo que se ha ofrecido la disponibilidad de la parroquia para continuar el trabajo con los jóvenes y ayudar a las familias en su labor de transmisores de la fe a sus hijos. Asimismo, se concretaron algunos detalles prácticos de cara a la confirmación.

En los días previos a la ceremonia, en la que participarán, además, cuatro niños del grupo de postcomunión como monaguillos, se ensayará el acto litúrgico y se limpiará y decorará la iglesia. Los chicos, padrinos y padres están invitados, además, a aprovechar este momento de gracia que es la confirmación para celebrar el sacramento de la reconciliación. El viernes día 3, de 18h a 19h, en la capilla del Monasterio de la Conversión, habrá tres sacerdotes disponibles para aquellas personas que deseen confesarse.

El domingo 5 de diciembre la celebración comenzará a las 13h en la iglesia de santa Eugenia, y a continuación, los familiares de los adolescentes, junto con sus padrinos y Don Esteban, compartirán un momento informal de encuentro y amistad para celebrar la alegría del sacramento recién recibido.

En estos días previos, pidamos al Señor por ellos en nuestra oración. Son Thais, Selene, Laura, Sergio de los Bueis, Sergio Rodríguez, Miriam, Beatriz, Celia, Gonzalo, Javier, Eduardo y Mª Reyes.

Ven, Espíritu Divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre,
don, en tus dones espléndido;
luz que ilumina las almas
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso en nuestros esfuerzos,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas,
y reconforta en los duelos.

Llega hasta el fondo del alma
Divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del alma
Si Tú le faltas por dentro.
Mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía.
Sana el corazón enfermo.
Lava las manchas. Infunde
calor de vida en mi hielo.
Doma al espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su éxito.
Salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.

Dominus Spiritus est – Comunidad de Taizé

El pasado jueves 18 de noviembre tuvo lugar la primera reunión de las familias cuyos niños asisten a la catequesis de Iniciación Cristiana en Becerril de Campos. El encuentro, que tuvo lugar en el Monasterio de la Conversión, contó con la participación activa de más de cuarenta padres y madres, que por el espacio de una hora, compartieron y reflexionaron acerca de la situación actual de la fe y la familia y de la necesidad de cultivar la fe en el propio hogar.

En este encuentro los padres y catequistas tuvimos la ocasión de escuchar una interesante charla de la hermana Prado, titulada «La transmisión de la fe en la familia». Los padres se mostraron muy interesados por el tema y por el hecho de encontrarse, y dispuestos a acudir a nuevas reuniones de este tipo.

Todas las familias de Becerril, especialmente aquellas con hijos pequeños y jóvenes, han quedado asimismo convocadas para la celebración eucarística y festiva del día de la Sagrada Familia, en el tiempo de Navidad.

La sesión concluyó con un canto, una oración que recogemos a continuación y el coloquio informal entre los asistentes, padres y catequistas de los niños y adolescentes de Becerril de Campos, que contribuyó al conocimiento mutuo, el intercambio personal de sugerencias y opiniones y el fortalecimiento de los lazos que unen a la familia con la comunidad cristiana.

Oración de los padres por los hijos

Señor, Padre todopoderoso,

te damos gracias por habernos dado estos hijos.

Son una alegría para nosotros.

Las preocupaciones,
temores y fatigas
que nos cuestan,

las aceptamos con serenidad.

Ayúdanos a amarlos sinceramente.

A través de nosotros has hecho surgir la vida;

desde toda la eternidad 
tú los conocías y amabas.

Danos sabiduría para guiarlos,

paciencia para instruirlos,

y vigilancia para 
acostumbrarlos al bien

mediante nuestro ejemplo.

Fortalece nuestro amor
para corregirlos

y hacerlos más buenos.

¡Es tan difícil a veces comprenderlos,

ser como ellos desean,

ayudarlos a hacer su camino!

Enséñanos Tú, Padre
bueno,

por los méritos de Jesús
tu Hijo y Señor nuestro.

Amén

El domingo 14 de noviembre, día de la Iglesia Diocesana, la parroquia de Becerril de Campos ha sido testigo de un acontecimiento que ha tenido como protagonistas a los chicos y chicas que, el 5 de diciembre, van a recibir el sacramento de la Confirmación. El tiempo previo de preparación más intensa para la Confirmación se ha abierto con la imposición de cruces en la eucaristía parroquial, a la que han asistido gran número de feligreses, incluidos muchos padres y madres de los muchachos y otros niños que participan en el proceso de iniciación cristiana.

El rito de imposición de cruces, realizado tras la homilía, ha consistido en una bendición de los objetos religiosos y la aceptación, en voz alta, por parte de los chicos, de los compromisos que entraña recibir y llevar la cruz. Finalmente los catequistas del grupo impusieron las cruces a los jóvenes, que siguieron la ceremonia con silencio y atención.

Tres confirmandos leyeron las peticiones de la eucaristía, manifestando así a la comunidad que están dispuestos a participar activamente en la vida parroquial, llevando a la práctica su mayoría de edad cristiana.

La comunidad cristiana de Becerril, por su parte, asumió también el compromiso de orar más intensamente por estos chicos y acompañarlos en este paso importante de sus vidas con su testimonio y cercanía.

La eucaristía fue amenizada con cantos juveniles por las hermanas catequistas del Monasterio de la Conversión.